jueves, 25 de marzo de 2010

La ciudad, los perros y la seguridad

La calle Porta es como una arteria dentro de un ser humano. Una que nace del corazón de un parque verde y que a pocos pasos atraviesa una garganta maltratada por el tiempo, por el humo y el trago. Sus primeras cuadras oscuras, con casas o edificios que parecen medio abandonados, están llenas de bares para el bajo presupuesto. Al recorrerla uno detiene su andar por lo difícil que a veces se hace cruzar las calles que la atraviesan. El tráfico es su enfermedad que la congestiona, daña, trastorna.


Pasos mas allá uno cree recordar párrafos de
“La ciudad y los perros” donde se mencionan románticas callecitas en las que por las tardes quizá hasta a veces se encontraban las abuelitas a chismear, sentadas en la entrada de sus casas, acompañando a los pequeños que despreocupadamente jugaban a la pelota, en la calle Porta. Y tan solo después de 8 cuadras termina, como lo profundo del alma, descendiendo hacia un acantilado abismal que causa miedo y a su vez admiración cada vez que se puede ver caer el sol.

Hoy, mas de 40 años después de aquella genial obra, cada vez que me desplazo por esta arteria, pareciese que estoy andando por una de esas exhibiciones especializadas en el centro ferial de Frankfurt. Esas ferias alemanas donde lo hay de todo y de las diferentes marcas, colores y materiales. Y en el caso de la calle Porta, no se trata de una muestra de accesorios para el hogar, sino se trata de la mejor feria que haya podido ver el ser humano en cuanto al arte, diseño e ingenio de las rejas y sus accesorios.

La falta de seguridad, claro, la criminalidad, por supuesto, eso es lo que nos ha llevado a cuidar nuestros sueños detrás de rejas. Por ahí dicen que "El Perú puede llegar en dos o tres años al mismo nivel de criminalidad de Colombia de cuando era asolada por las firmas del narcotráfico". Poco le faltó decir a este célebre señor, que ante tal amenaza se debe promover la creación de una gran unidad que combata el crimen organizado y que ella debería estar compuesta por 3000 soldadores e ingenieros de la industria metalmecánica, debidamente capacitados para construir las mas ingeniosas y elegantes rejas en todo los distritos de nuestra bella Lima.

¿No es la necesidad y la pobreza lo que genera criminalidad? Es ahí donde cualquiera se preguntaría si se ha entendido mal la advertencia de organismos internacionales donde se menciona: “La pobreza no puede esperar. Es urgente incrementar las inversiones en salud y educación, y montar mayores redes de protección”. No señores, las “redes de protección” no se refiere a las rejas de protección, no, ¡por dios!

Pensándolo bien, debe ser una tremenda industria esa la de las rejas, ¿no? Imagínense toda la cantidad de personas que viven de eso. Que siga esto así entonces, porque teniendo ingresos uno puede mandar a sus hijos bien alimentados a mejores colegios y así éstos, de esa manera, lograrán tener mejores calificaciones y por ende podrán acceder a universidades y obtener un titulo universitario y trabajar en mejores puestos de trabajo y así lograr ser parte de una sociedad en progreso donde todos tengamos oportunidades de educación y tengamos trabajo digno y finalmente no tengamos que dedicarnos a la criminalidad para por último lograr tener menos rejas en las casas.

En la novela "La ciudad y los perros" se lee lo siguiente: "Encerradas entre la avenida Larco, el Malecón y la calle Porta hay media docena de manzanas: un centenar de casas, dos o tres tiendas de comestibles, una farmacia, un puesto de refrescos, un taller de zapatería y un solar cercado donde funciona una lavandería clandestina".

Hoy hay mucho mas de todo y de lo clandestino también y hay obviamente unas cuantas lavanderías mas, farmacias a doquier, casinos, peluquerías y tienditas casi en cada esquina y lo que mas sobra son esas benditas rejas que ya son tan propias que ya casi ni molesta al transeúnte. Pero a mi sí, todavía.

1 comentario:

  1. Has abierto un gran blog. Felicitaciones. He leídos los dos textos, la verdad que me parecen de gran calidad.

    Estaremos pasando por acá

    saludos

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