lunes, 12 de abril de 2010

OECD: Alarmante relación entre pobreza y rendimiento escolar

Según el diario Süddeutsche Zeitung más de 11 millones de alemanes viven bajo o cerca al nivel de pobreza, y esto en un país de la OECD. Sobre todo los jóvenes son los mas afectados, las familias numerosas, las madres solteras y la “generación practicante”.

La OECD es una organización de cooperación internacional compuesta por 30 estados cuyo objetivo es coordinar sus políticas económicas y sociales con el fin de maximizar su crecimiento económico y coayudar al desarrollo de los países no miembros de ella. Esa es la versión oficial mas digerible que describe qué es lo que hace esta magna institución.

Pero para entenderlo mejor, es como si los tíos ricos de la familia optasen por ayudar a los sobrinos menos pudientes, sin que estos lleguen a perjudicar su propia billetera.

La OECD es entonces como un club social de tíos ricos con un considerable poder económico por ser ellos quienes proporcionan al mundo el 70% del mercado mundial. Abundante dinero.

Entre los miembros del club, continuando con la alegoría, se encuentran los nuevos ricos del barrio, México y recientemente Chile. Quizá algunos se sorprendan de esto pero es así. Adicionalmente a parte de los miembros plenos, hay 11 países con economías emergentes a quienes se les denomina “miembros adherentes”, por haber suscrito una declaración sobre inversión internacional y empresas multinacionales. Y ahí está Perú, junto a otros más. Podríamos decir que somos como los primos en segundo grado que desde un tiempo para acá están haciendo plata en algún lugar de la ciudad, digamos, el cono norte, alegóricamente.

¿Pero a que viene todo esto? Resulta que la OECD gasta un considerable monto de su presupuesto en realizar estudios, muchos de los cuales son reconocidos y ansiosamente esperados por sociólogos, economistas, hasta políticos, puesto que generalmente se trata de datos referenciales a considerar.

Es en ese contexto que me topé con un estudio del organismo, el mismo día que se celebraba el día del niño peruano. En el se había analizado la situación de niños menores de 15 años en los países miembros, a quienes se les indagó sobre su estado de ánimo y la igualdad de oportunidades.

En el estudio se investigó el equipamiento de los hogares de estos niños, su acceso a salud y la atención que sus padres les brindan. Los resultados eran de esperarse, todo parecía ser como un sueño, los miembros del club disfrutan de una circunstancia que muchos de nuestros niños ansiarían tener. Solo el estado alemán, según cifras del 2003, llega a gastar en promedio y por niño, hasta que éste cumpla 18 años, aproximadamente 144.500 dólares. Pero para mi asombro me topé con datos alarmantes. Por ejemplo se ha podido ubicar una brecha tremenda entre los niños aplicados y los menos ilustrados. Es decir, por un lado tenemos a los que sacan buenas notas y por el otro, a los que sacan malas notas, y en medio casi nadie.

Bueno y para que la cosa salga redonda y para estar en el mainstream del análisis político-social, busqué la justificación en la crisis mundial. Pero me percaté que este fenómeno, en Alemania, ya había empezado mucho antes de la crisis. Un reconocido diario alemán encontró una relación entre pobreza y rendimiento escolar y por consecuencia, falta de oportunidades. Según el diario Süddeutsche Zeitung más de 11 millones viven bajo o cerca al nivel de pobreza, y esto en un país de la OECD. Sobre todo los jóvenes son los más afectados, las familias numerosas, las madres solteras y la “generación practicante”. El estudio menciona además que mas del 80 % de los niños entre 11 y 15 años no ejecutan ejercicio físico y entre éstos se está consumiendo tabaco por encima del promedio.

Clara tiene casi 11 años y estudia en una escuela dentro del promedio de un país miembro de la OECD, en la ciudad de Munich al pié de los Alpes. Me propuse entrevistarla para tener un testimonio directo aprovechando su visita en Lima. Preparé unas preguntas, tal y como siempre las hago al alistarme para una entrevista a una autoridad.

Para mi sorpresa vi que uno de los temas que más le importaban era el cambio climático. Quise ver hasta donde llegaba su fantasía y quedé confundido con su respuesta ante la pregunta sobre qué invento ella creería que es necesario tener en el planeta para que todos tengamos una vida digna. La pequeña solo atinó a decir: “Creo que no deberíamos depender tanto de la tecnología”. En esos instantes me sentí en desventaja intelectual, pero me rescaté, cogí mis apuntes y seguí indagando. Clara, tutelada en la OECD, no cree en la vida en otros planetas, pero la desea, le gusta vivir con esa interrogante. A su edad cuenta con un vínculo sano hacia las computadoras, ya las usa, y las va a usar mas y cree que éstas le harán la vida más fácil en el futuro.

Al notar un aburrimiento en su rostro, ¿quizá le parecían tontas mis preguntas?, confieso que me sonrojé y opté por usar mis mejores tácticas periodísticas preguntándole sobre qué es lo que más le aburre a un niño de 10 años. “Es imposible aburrirse, solo me aburro cuando escucho cosas viejas que no me interesan”. Ajá, cosas viejas, reflexioné. Inmediatamente opté por dejar de ser entrevistador y me puse la camiseta de papá. Ella nunca había estado en el Museo de Antropología y pensé que era una buena opción para mostrarle a un pupilo de la OECD, que las “cosas viejas” también pueden ser interesantes. En el camino seguí indagando y me contó que aborrece a políticos mentirosos, los políticos alemanes (si supiera que aquí tenemos muchos de esa especie) y pude notar una fuerte solidaridad al querernos todos iguales. Deplora las guerras y apuesta por el diálogo, es militante ambientalista, me percaté de eso al verla constantemente apagando las luces cada vez que yo dejaba una habitación. Ya sabe qué es el Twitter y el Facebook pero no los usa, no es para su edad según ella. En sus ojos no hay distinción de banderas, estatus social, ni de razas.

Después de nuestra visita al museo, donde nos enteramos de muchas “cosas viejas”, que por cierto se encontraban didácticamente bien ilustradas, ella dejó escrito en el libro de visitas, lo siguiente:

“Ha sido muy interesante saber que es lo que ha habido aquí, antes que lleguen todas las fábricas y los autos. Qué lástima en realidad cuando uno piensa que culturas tan chéveres habían aquí antes …”

2 comentarios:

  1. que buen escrito informatico

    saludos

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  2. me cayó simpática Clara
    hay niños de todas las edades que saben lo que quieren, y piensan acerca de lo que quieren
    espero que no se hagan adultos del todo

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