viernes, 2 de julio de 2010

La “programación” cultural del individuo, el fútbol y el dolor de estómago de Adolfo Hitler

¿Qué tiene que ver el equipo de fútbol alemán con la interculturalidad? ¿Por qué muchos de los conflictos sociales están ligados al desconocimiento de las distintas dimensiones culturales de las personas? ¿Qué es comunicación intercultural? ¿No es esa la clave para entendernos mejor en la era de la globalización?

El equipo alemán de fútbol ya no es, ópticamente hablando, lo que era antes. El juego sí sigue siendo el mismo, el estratégico, rápido, de pases largos y jugadas minuciosamente estructuradas. Yo me refiero a la “óptica” de los jugadores, de su apariencia, para no mencionar la palabra “raza” que quizá me obligue a profundizar y precisar términos que no entran en este post. El Sr. Marlon, portero de mi edificio, es un gran conocedor de la época trágica del Tercer Reich y nunca se pierde la oportunidad para preguntarme sobre Alemania. Le comentaba justamente, que la imagen clásica de aquellos fornidos, rubios y bien peinados atletas, estilizados por la talentosa y muy criticada fotógrafa y cineasta Leni Riefenstahl, ya no se ve reflejada en la actual selección de fútbol. De eso me acababa de percatar cuando en este mundial, al inicio del partido, vi correr la cámara de izquierda a derecha mientras se cantaba el himno. Confieso que creí haberme equivocado, y más aún cuando leí los nombres. Llegué a preguntarme si se trataba de un equipo eslavo, africano o sudamericano. Pensándolo bien, escuadras así de coloridas las conozco de los ingleses, los holandeses o hasta franceses, países que por su pasada actividad colonial han tenido siempre un mayor índice de presencia de jugadores provenientes de otros países. Es que Alemania no ha sido un país colonialista, esa no fue su especialidad, pero de lo que hoy no queda duda es que es un país de inmigrantes. Boateng, Podolski, Kehdira, Gómez, Trochoswski, Özil, Klose, son algunos de los miembros del seleccionado sin raíces germanas, se trata de extranjeros de primera, segunda y de tercera generación.

No me atrevo ni a pensar qué diría aquel dictador famoso, cuyo nombre no me apetece escribir, aquel creyente de la grandeza alemana y de la raza Aria como la más vigorosa e inteligente. ¿Qué diablos diría este Sr. viendo a estos talentosos futbolistas defendiendo la schwarz-rot-gold? ¿Tendría dolor de estómago? ¿Cómo han cambiado los tiempos no?

Migración en Alemania, ¿ya no cabe uno más?

Es admirable, a pesar de toda la crítica que internamente ha habido en Alemania sobre migración y multiculturalidad, ver la importancia que el país germano le ha venido dando a esta materia. Lo que especialmente me llamó la atención, lleva ya más de 15 años de existencia y consiste de un constante interés académico, empeñado en el simple y llano afán de querer entenderse mejor con otras culturas. Quizá eso se refleja hoy de algún modo en su seleccionado de fútbol. Pero claro, no hace falta en cualquier círculo social, cuando se conversa sobre lo que hay y lo que no hay en Alemania, quienes llegan a tocar el tema del racismo y para mi pesar siempre llego a la conclusión que para muchos es más fácil ver la paja en ojo ajeno y no el tronco en el propio ojo. #Yoconfieso que en estos instantes se me viene a la memoria una reciente entrevista a Hernán Migoya y solo atino a decir, gracias por decir las cosas como son cuando se trata de racismo y clasismo en estos lares.

Y es que para entenderse, culturalmente hablando, hay que de veras buscar hacerlo. Lo contrario solo conlleva a una vida paralela en una misma sociedad y llena de conflictos. La comunicación intercultural es la manera más fácil y lógica de acercar a dos culturas. Y no solo debe tratarse de entender lo ancestral y las culturas andinas, en el caso de Perú, sino se trata de prestarle atención a todo tipo de comunicación intercultural, como por ejemplo también a las nuevas culturas urbanas. Y esto va mas allá. ¿Qué sucede con la tendencia en la que Perú se encuentra actualmente, convirtiéndose paulatinamente en una especie de imán para todo migrante extranjero? Los hay de todos los colores, el otro día, me topé en el supermercado con contemporáneos árabes, chinos, e hindúes y por cierto, no eran turistas. Y no solo se les ve en el súper, sino en las empresas, en las escuelas, universidades. De ahí la pregunta: ¿nos estamos preparando como nación para un mundo, que mas allá de los TLCs, se está globalizando vertiginosamente?

La cultura homogénea o al fondo de la globalización hay sitio.

Los más críticos de la comunicación intercultural afirman que no es necesario academizar la materia y que las culturas en el marco de la globalización tienden a igualarse y que por ejemplo entre Madrid y Moscú y entre Lisboa y Lima existe una cultura homogénea. Eso es cierto, pero a lo que éstos se refieren es a la influencia de la cultura norteamericana en nuestro día a día. En el caso de Alemania esto llegó un poco más allá, puesto que además de la cultura norteamericana se sumó la cultura turca, allá se come Kebap y otros platos netamente turcos o griegos. Y en Inglaterra se consume más comida Hindú que los tradicionales fish and chips. Por otro lado, si vemos televisión en Argentina, Alemania, Canadá, nos percatamos que la oferta es casi la misma y consiste en series y películas norteamericanas en su mayoría. Si aparentemente se está homogenizando la cultura, no se puede negar que a pesar de ello el italiano sigue siendo italiano, el español, español y el alemán, alemán. Lo mas interesante a mi parecer es constatar que las culturas locales no están desapareciendo sino más bien lo que está pasando es un cambio de comportamientos dentro de las culturas mismas.

La globalización está contribuyendo a que las culturas se acerquen más fácilmente. Antes comprarse un Campari o un pesto genovese era toda una hazaña, era toda una aventura viajar a Italia y hacerse de todos esos productos exóticos. Hoy encuentras comida italiana en cualquier supermercado. Pero lo que no cambia es la función social de las costumbres, por ejemplo en Italia comer en familia es importante, cumple una función social. En Inglaterra no es así, las comidas se ingieren a solas o con las personas más directamente allegadas, ¿y en Alemania? Díganmelo a mi, tantas veces oí de mi pareja de turno: “La comida esta en la refri”. Lo que vemos es que la comida italiana está presente en la cultura alemana o inglesa pero no cumplen esa función social. Un conocido autor menciona que estos valores son adquiridos desde niños y son constantes dentro de un grupo cultural. A través del tiempo se ha aprendido a interactuar con esos valores sin a veces percatarnos de ello. En algunos casos hasta juzgamos al mundo o a otras culturas partiendo de esos valores que tenemos dentro. Y entonces cabe la pregunta ¿qué estamos haciendo científicamente para elaborar un catálogo de nuestros propios comportamientos sociales en toda su magnitud?

Hace casi un año me sucedió algo insólito mientras realizaba un reportaje para una universidad norteamericana en los Andes del Perú. En un pueblo lejano los campesinos nos sirvieron papas con queso para almorzar. De inmediato se me vino a la mente que en Alemania las papas no se cortan con el cuchillo, eso significaría “malos modales”, se ve mal. Los teutones aplastan las papas o las cortan con el tenedor. Para un inglés eso no es problema, él usa el cuchillo. En este caso cada uno parte de sus valores intrínsecos, el alemán con su tenedor, el inglés con su cuchillo, ¿y el peruano altoandino?. Él no se come la papa ni con cuchillo, ni con tenedor, sino con la mano. Hecho que un alemán o un inglés en su contexto cultural interpretarían como de malos modales. Y así sucesivamente.

La cultura policrónica o en un ratito llego

Hoy en la situación que nos encontramos, abriéndonos a mercados internacionales y recibiendo a millones de turistas y empresarios extranjeros, es difícil evitar encuentros interculturales. Muchos tratados comerciales y hasta negocios han fracasado justamente por eso, por no saberse entender interculturalmente. ¿Hemos escuchado sobre las culturas monocronistas y policronistas? Esto se refiere a la relación que tienen las culturas con el tiempo, con la hora. En culturas policrónicas el tiempo no juega un papel importante, por ejemplo en Perú y en Latinoamérica. En este ámbito geográfico varios procesos tienen lugar al mismo tiempo, las reuniones a una hora determinada casi no existen. En las culturas monocrónicas es totalmente lo contrario, se es sumamente y hasta militarmente puntual. Alemania se puede clasificar dentro de una cultura monocrónica. Existen cifras que confirman que muchos tratos comerciales entre empresas internacionales han fracasado debido a esas diferencias. Hay estudios que muestran que el 50% de los managers norteamericanos que laboran en el extranjero se desenvuelven profesionalmente de manera ineficiente, justamente por no saber considerar ciertos códigos culturales. En nuestro mismo entorno de seguro que conocemos a algún extranjero que labora en el Perú y que anda frustrado a tal punto de empezar a desarrollar reacciones adversas, como aislamiento social y hasta repudio de la cultura local, simplemente porque las cosas no funcionan “como en su país”. Y todo aquel entre nosotros que ha vivido en el extranjero seguro que también tiene una propia versión de esto.

Hay más conflictos interculturales de lo que pensamos. Además de los externos están los conflictos internos, sobre todo en la relación de la cultura capitalina con la cultura andina, o con la selvática, pero también hay conflictos con culturas derivadas, como la cultura chicha, la pituca, la criolla, y otras por definir. Conflictos culturales con finales drásticos los ha habido en todos los capítulos de la historia, desde la revolución cubana hasta el caso de Bagua. En un reportaje en la televisión se relataba la misión del Che Guevara en Angola. Lo que no se menciona es que aquel intento de revolución fracasó debido justamente a un malentendido intercultural. Los guerrilleros angolanos tenían una moral totalmente diferente a la de los cubanos, los africanos iban a almorzar a su casa y a pasar la noche con sus novias. Un problema similar le pasó al Che en Bolivia, donde supongo que llegó a decir: “Aquí estoy y yo soy el jefe”, mientras que eso en la cultura andina, por razones que se podrían profundizar, no funcionan del todo.

El “Pajero” y el “Pinto”


La comunicación intercultural toma importancia en lo interpersonal, en lo industrial, en lo comercial, en la educación, en la lingüística, en casi todo nivel. ¿Alguno de nosotros se acordará del Pajero? Del “Pajero” señores, de aquel flamante modelo de automóvil que salió en los ochentas: El fabuloso Toyota “Pajero”. ¿Es que el ejecutivo a quien se le ocurrió esto no se percató del contexto cultural de la palabra? Posiblemente no. Lo mismo le pasó a la Ford, el modelo de nombre “Pinto” significa en portugués brasileño algo así como “minúsculo órgano genital masculino”.

Cultura se absorbe en los primeros 7 años, es decir lo absorbemos de manera inconciente, por ende no nos percatamos racionalmente de ella. Por eso se dice que para poder descifrar, entender e interactuar en un contexto intercultural de manera efectiva, es necesaria la investigación de la comunicación intercultural que prioriza el análisis de las dimensiones culturales, abstrayendo de ellas las diferencias que tienen con otras culturas. Así que nunca es tarde para empezar a definir nuestras propias dimensiones culturales. Tal y como lo hacen los colegas teutones, investigando, creando facultades, maestrías, especializaciones. Sea para un uso comercial en su trato con otras naciones o para comunicar dentro de nuestra sociedad. Esto es fundamental en el siglo XXI.

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